Hoy no puedo contar más que la historia de una luchadora, la de una mujer con un par de ovarios. Hoy, vuelvo al pasado, a hace dos años, cuando plasmé en este blog el contento y la alegría que suponía en ese momento la superación momentánea de una terrible enfermedad. Hoy, desde aqui, quiero recordar a Loles, mi tía, la que al final no ha podido sufrir más, y ayer por fin pudo descansar en paz. Porque Loles, después de tanto luchar, rechazó su trasplante de médula, el que tanto estaba esperando, el que con ansia llegó un mes de junio a su organismo, el que le dió la esperanza de seguir viviendo, y el que le ha quitado la vida.
No tengo palabras para expresarme, no encuentro como juntar las letras para contaros su vida, me está resultando muy difícil, porque todavía no consigo creer que no esté en esa cama, en esa habitación 605 del hospital Carlos Haya de Málaga, en la planta de hematología, con su panorámica a pie de cama, su ventana con su mar, su puerto, su catedral. Con sus recuerdos de familia, sus cosas, su casa en ese alféizar. Todavía no soy capaz de sentir que es verdad que su corazón dejó de latir ayer, a las tres de la tarde, cuando su cuerpo ya no pudo más y se abandonó a las caricias de la muerte.
Su enfermedad, la leucemia. Qué contaros de ella? Otro día, con más fuerza, os haré un resumen, por si a alguien le interesa.
Hoy no puedo hablás más, con un nudo en la garganta me despido de ella, de tí, Loles. A la que te hemos querido con locura, a la que hemos apoyado desde el principio y con la que hemos estado hasta el final. Qué vamos a hacer ahora nosotras, tita? sin tus consejos, sin tus historias, sin tus locuras de bombero. Cómo vamos a poder vivir sin vosotras, las mujeres de nuestra familia paterna. Hemos perdido el norte, y no sé si volveremos a encontrarlo. Espero que estéis juntas, madre e hija, allá donde estéis.

D.E.P.
Por lo demás, solo me queda decir que me tomo unas vacaciones de todo esto. Necesito pensar, asumir la realidad, y ver con claridad y perspectiva. Disfrutar un poco de la vida, que son dos días y no nos damos cuenta de que pasa enseguida. Sacar planes adelante, con paciencia y dolor de que ninguna de las dos estén aqui para verlo.
No sé si volveré la semana que viene, un mes o un año. Espero que sea pronto, no sé vivir sin vosotr@s.
Besotes a tod@s los que estáis ahí, y gracias por vuestro apoyo, vuestra comprensión, por leerme sin rechistar cada entrada epistolar. Espero veros a mi vuelta.